En una mañana vibrante de aromas, colores y bullicio, el mercado Emiliano Zapata en Puebla se convirtió en un foro ciudadano. Entre puestos de frutas, voces que regatean precios y el ir y venir de familias poblanas, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, caminó con paso firme y sonrisa franca, dispuesto a hablar de democracia y justicia de tú a tú con la gente.
Gutiérrez Luna llegó sin aspavientos, como uno más entre la multitud. Saludó a los comerciantes con respeto, escuchó inquietudes sobre seguridad, economía y corrupción, y, con la convicción de quien cree en la participación popular, lanzó un mensaje claro: el pueblo tiene la oportunidad de elegir directamente a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte. “No es un cambio menor”, subrayó, “es el inicio de una nueva era de justicia democrática”.
Durante su recorrido, el diputado veracruzano explicó que esta reforma busca que el Poder Judicial deje de ser una cúpula ajena al sentir popular. “Queremos que los encargados de impartir justicia conozcan la realidad de las calles, los mercados, las familias trabajadoras. Y eso sólo se logra si el pueblo los elige”, dijo ante un grupo de locatarios que lo escuchaba con atención.
En cada pasillo, entre canastas de pan recién horneado y pescados aún frescos, Gutiérrez Luna insistió en la importancia del voto consciente. “El 1 de junio no es cualquier elección. Se trata de decidir cómo queremos que funcione la justicia en nuestro país”, afirmó, recordando que por primera vez en la historia reciente de México, el pueblo tendrá voz y voto directo en la designación de quienes interpretan la ley.
Más que un acto protocolario, la visita fue un ejercicio de pedagogía política. El legislador no sólo invitó a votar, sino que se detuvo a explicar los alcances de la reforma, a disipar dudas y a escuchar críticas. Su presencia fue cercana, sin filtros ni discursos acartonados. “No venimos a imponer, venimos a dialogar”, recalcó.
Reconoció además el valor de los mercados como centros de encuentro comunitario. “Aquí está el pulso real del país, aquí se siente lo que las estadísticas no cuentan: la esperanza, el enojo, la lucha diaria por salir adelante. Por eso es aquí donde se deben sembrar las semillas del cambio”, comentó mientras sostenía un manojo de cebollas que le ofreció una comerciante entre risas.
La jornada concluyó con un mensaje sencillo pero poderoso: ejercer el voto es un acto de dignidad. “México ya no es espectador de su destino. Hoy puede ser protagonista de su justicia”, cerró Gutiérrez Luna, dejando en el aire un eco de compromiso y participación.
Con estas acciones, el legislador refrenda su papel como impulsor de una reforma judicial que pone al ciudadano al centro. Y en ese cruce entre lo institucional y lo cotidiano, entre la ley y el mercado, el mensaje es claro: la democracia se construye desde abajo.
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